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El escritor ecuatoriano
redacta una nueva novela
que es una mixtura de sus
pasiones e intereses.
Toda la magia de la cultura afroecuatoriana, atravesada por un amor compulsivo, por la violencia, el culto a los autos, al fútbol, al argot y a la música popular. Esos ingredientes están presentes en Atacames Tonic (2002), la novela irreverente de la que Esteban Michelena prepara continuación.
Con tres ediciones y un proyecto para llevarla al cine el próximo año, el laureado periodista quiteño habla de Atacames... y de sus obsesiones. Michelena tiene “linkis” (enlaces) con la gente de Esmeraldas y ha hecho de ella el eje de su escritura.
¿Por qué esa fijación por la cultura afroesmeraldeña?
Cuando conoces el mar, es un milagro, y eso me ocurrió en Súa. Mi padre nos hacía oír jazz y música popular, clásica. El jazz lo hacían los negros norteamericanos y eso me llevó a preguntarme: ¿Nosotros qué tenemos? Conocí músicos espectaculares como Segundillo Quinteros y los Chigualeros, de Pepita Palma. Luego me doy cuenta de que los nuevos héroes de la nación son estas personas excluidas.
¿Se enamoró de la poética de esa gente?
De esa forma de responder a la vida que me parece muy generosa, porque cuando tú eres excluido deberías crecer con odio, yo no he notado eso, todo lo contrario.
¿Fue usted un negro en otra vida?
(Ríe) ¿Quién sabe?... Yo tengo un nacionalismo brutal, hermano. Se trata de asumirte y celebrarte como ecuatoriano.
¿Siempre tuvo claro que quería hacer literatura?
Siempre tuve esa intención. Cuando vi que el periodismo puede ser enriquecido por la literatura, me dediqué a la crónica en la que también hay una estética. Hacer belleza en este mundo violento, complicado, es muy satisfactorio.
¿La crónica lo llevó a su novela?
Había un montón de cosas que se te van quedando, apuntes o cosas que no olvidas. Esa novela es la recopilación de un montón de historias de Pepita, de Segundillo, y experiencias propias en ese mundo medio cierto e incierto.
¿Por qué una única novela?
Yo estoy desarrollando una segunda, aún no tengo claro si va ser una continuidad, o va estar muy vinculada a la anterior, pero va a transcurrir en Esmeraldas, ese ya es mi territorio, no quiero buscar más.
¿Una secuela?
Los personajes quedaron literariamente vivos, enteritos y como son bien locos, dices: a estos les han de pasar más cosas.
¿Vuelven Chico y La Niña?
Algunos personajes, 2 ó 3 se rescatan. La historia de Niger, del héroe mutilado, esa la estoy reconstruyendo desde la infancia.
¿Cómo va la novela?
Tengo escritas unas 100 páginas. Esperando sentarme unos días a terminarla.
La protagonista de Atacames..., esta Diosa de ébano ¿existió?
Varias, varías (ríe a carcajadas). Eso es bien chistoso, porque es una construcción de varias amiguetas, hubo una que creyó que era realmente la dueña del personaje, y no pues, era patrimonio colectivo...
Usted se define como un clásico V-6, modelo 1963 de 2.800 cc y 170 HP. ¿No es algo pretencioso?
Ese es el motor que usaban los Toyotas, los jeeps, yo tuve uno que no se quedó en ningún lado y le quería mucho a ese carro. Me encantan los autos. Yo sí creo que tú estás aquí para guerrear, yo apelo a todo lo que me dé fuerza, es una forma de automotivación, de no bajar la guardia, no descuidarte un solo día. | | |
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